viernes, 9 de agosto de 2013

La guerra de corso

La guerra de corso es una práctica bastante antigua en la cual un gobierno otorga permiso a particulares y a oficiales navales de armar barcos y tripulaciones para atacar los barcos mercantes del enemigo. Esta forma de estrategia naval, usualmente es seguida por potencias navales secundarias o aquellos que no poseen el control del mar contra aquellos que si lo poseen. Desde la antigüedad hasta la Segunda Guerra Mundial, se ha utilizado este tipo de combate incluso siendo institucionalizado mediante el sistema de presas utilizado por la Marina Real Británica.

Ejemplos históricos han sido La guerra de corso empleada por Inglaterra, Francia y Holanda contra España durante las Guerras de Religión, en el Atlántico y el Caribe.

Los corsarios holandeses y vascos contra las flotas pesqueras inglesas durante la Guerra de los Treinta años. Y las Galeras del duque de Osuna que durante varios años atacaron el comercio Turco, Francés y Veneciano en el Mediterráneo oriental.

Los franceses tuvieron una larga línea de corsarios tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico siendo el mas famoso de ellos el famoso Jean-Bart que ascendió hasta ser almirante y obtener un título en la guerra de los Nueve Años.

Durante la Guerra Civil hubo varios barcos sureños que atacaron el comercio del norte, la mayoría siendo armados y equipados en Gran Bretaña.

Durante la primera y Segunda Guerra Mundiales los alemanes lanzaron una campaña contra el comercio usando mercantes armados operados por oficiales de la armada alemana, estos cruceros sirvieron para alentar el comercio y liberar la presión del bloqueo y distraer fuerzas de otros teatros para buscarlos. Uno de los mas famosos es el Seeadler, el cual fué el último velero en combatir para una armada. Otras naves utilizadas por los alemanes fueron los cruceros de bolsillo y la flota submarina.

La guerra de corso y los ataques a la navegación como estrategia naval, no son tan efectivos como el dominio del mar, ya que pueden impedir el doinio del mar, pero, si no hay mercantes propios, ni comercio ni una flota de superficie fuerte, este no puede ser ganado.


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